sábado, 1 de noviembre de 2008

Básicos Clásicos. Tanta grandeza no puede estar equivocada

Elvis Presley. 50.000.000 Elvis fans can’t be wrong (Elvis’ Gold records, vol. 2). RCA 1959

Elvis Presley. El Rey del Rock’n’Roll es, sin duda alguna, uno de los grandes iconos del siglo XX. Junto a los Beatles, la figura más emblemática de la música popular de la segunda mitad del siglo en todo el mundo y, desde luego, la más influyente.

Sin Elvis, nada hubiera sido igual. Su papel habrá sido más o menos determinante en cada individuo nacido desde 1935 hasta 1990, y en algo debe haber determinado su existencia. No en vano, el Rock ha sido el referente de los adolescentes del mundo occidental desde 1955 hasta ¿nuestros días?

Quizá eso ya no sea así. El otro día tuve una experiencia viajando en el autobús que me llevaba del Grao a Castellón. Dos jóvenes tenían una conversación detrás de mí.

-Oye, tío ¿has escuchado alguna vez a Elvis?

-No, nunca.

-Pero es que nada. Ni una canción, ¿eh?

-Ése cantaba como… (no pude distinguir el nombre), ¿no?

-Sí, creo que sí.

Y luego pasaron a hablar de que las farolas impiden ver las estrellas usando expresiones como “contaminación lumínica”, que indicaban que no se trataba de chicos sin ningún interés por ilustrarse. Pero a los 16 años que debían tener, Elvis Presley, el Rey, no significaba nada para ellos más que un cantante antiguo al que ni siquiera habían escuchado.

Toda esta introducción sirve para justificar por qué empiezo con este disco esta sección que nace hoy en Un Planeta Gris. 50.000.000 Elvis fans can’t be wrong es el segundo volumen de una serie de recopilaciones oficiales (el primero es de 1957) llamada Elvis’ Gold Records. Cuando salió, en 1959, el Rey estaba fuera de escena haciendo el servicio militar en Alemania.

Aquella fue una jugada maestra del Coronel Tom Parker, manager del ídolo, para mejorar la imagen de su protegido y que los padres aceptaran lo que sus hijos adoraban. No obstante, su discográfica, la RCA, no podía dejar pasar todo ese tiempo sin sacar nuevos discos y dejar que otra figura emergente le quitara el puesto.

No hay que olvidar que en 1958, cuando Elvis fue llamado a filas, aún estaban en activo, y en plena forma, Eddie Cochran, Buddy Holly, Gene Vincent, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry o Little Richard. Muchos pretendientes de talento y carisma para aspirar a la corona. Y lo que es peor, ninguno estaba en la nómina de la compañía. Así que Elvis dejó grabado material de sobra para todo ese tiempo que iba a estar ausente, parte de cual se encuentra en este disco.

El LP incluye canciones de primerísima calidad como I need your love tonight, A Fool such as I o ese bombazo llamado A big hunk o’ love. Además, tiene una de las más excelsas baladas del repertorio de Elvis, escrita por Jerry Leiber y Mike Stoller, llamada Don’t. Cuando Elvis regresó en 1960, seguía siendo recordado y su vuelta fue celebrada por esos 50 millones de admiradores que había ganado a lo ancho del planeta.

Pero si la calidad musical se da por descontada, tratándose de quien es el artista, el álbum llama la atención por su espectacular portada. En ella, la misma foto troquelada en distintos tamaños se esparce sobre fondo blanco. Elvis aparece con su peculiar tupé, del que cae un mechón rebelde sobre la frente (en aquellos días del ejército, debía llevar el pelo mucho más rapado) y vestido con un smoking de tela dorada ribeteado en plata, zapatos también dorados y la camisa con chorreras plateada. Aún faltaba mucho para sus característicos trajes de la época de Las Vegas, pero aquí ya se apuntaban maneras. Lo que esta cubierta dejaba claro, con el número de fans y el traje espectacular, es que Elvis era el Rey, incluso cuando no estaba presente. El icono había llegado a su máximo esplendor.

En los 60, llegarían decenas de películas, la mayoría olvidables. Elvis se retiró del directo para centrarse en el cine y grabó mucho. Salvo algún tropezón, casi todo fueron temas excelentes (las contribuciones de Doc Pomus y Morty Shuman a su repertorio es de lo mejor del pop de todos los tiempos). Regresó de forma espectacular en 1968 a las actuaciones y vivió una nueva época grande con canciones como Suspicious mind antes de sus últimos años de decadencia.

Ya hace más de 30 años de su muerte y casi 50 del oro y la plata que luce en este disco. Pero sigue siendo demasiado grande como para ser olvidado. Dos adolescentes del Grao que decían no haberlo escuchado nunca, quizá algún día tengan curiosidad y descubran que Elvis no canta como nadie, sino que todos los demás han tratado de cantar alguna vez como él.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta sección promete. Descubrir cosas nuevas siempre resulta excitante.