martes, 10 de marzo de 2009

Desvaríos: Mi otro. Su yo

Estoy desordenada y no es cuestión de ritmo o de fé, es cuestión de intentos fallidos por alcanzar la melancolía que inspira, y de ataduras de pies y manos para no salir volando como un globo lleno de helio. En cualquier caso me encuentro en plenas facultades para sentirme una persona feliz en el mundo, y eso creo que en los tiempos que corren es digno de mención.



No tengo tristezas, ni tengo reparos al decir que sonrío simplemente por el día aquel en el que dijiste invierno y empezó a nevar. Ni mentiras completas, ni verdades a medias, aunque estemos compuestos por ese tono azulado que nos llena de incertidumbre, casi más tirando a morado cuando atardece.



Vivo en una especie de vigilia, imagino cosas e invento situaciones cómicas, cósmicas, jugueteo con frases sarcásticas, construyo momentos imperfectos. Me sorprendo balbuceando vieja poesía y escondiéndome entre estrofas de belleza sublime. A veces me disfrazo de otra, otras salto de dos en dos las baldosas amarillas que me llevan a tu casa, y casi siempre a la par que hago como que dibujo el tedio de mi rutina, miro fijamente a mi derecha, y por encima del hombro desnudo, acaricio con ternura la imagen que se graba en mi retina y captura a un pescador postrado en los escalones que desde la Torre del Oro bajan al río, sentado con el sol en el alma y su caña dispuesta a ofrecerle la compañía que necesita en una mañana cualquiera de invierno.



Me estremezco.



Me recuerda a las abluciones de tempranas horas de la mañana en los ghats de Varanasi con sus sagradas oraciones latiendo cerca.




No somos tan distintos. Sólo somos los mismos disfrazados de otros. O otros son nosotros disfrazados de ellos mismos. Nunca se sabe.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Rojo Abril, Abril arco iris.
Rojo labios, pequeñas, grandes, palabras,dulces besos,
la niña, la de mis ojos.