sábado, 25 de abril de 2009

Planeta Cine #21: Propuestas "internacionales"

Me gustaría saber a mí por qué nos gusta tanto en España "adaptar" con un subtítulo a modo "folklórico" cualquier título que nos atrevemos a dejar en versión original, y siempre con una intencionalidad como de: "Aunque el título original lo dejamos porque mola, la película va de esto, pero que quede bien". No sé, me viene a mí a la mente, así de primeras, del original Brokeback Mountain, el subtítulo que se le puso a modo de coletilla En terreno vedado. Y dicho esto, también me parece digno de investigación por qué se crean géneros a partir de traducciones sui generis de títulos originales. Hablamos hace meses del género "de pelotas" a raíz de películas como Cuestión de pelotas, Una pandilla de pelotas o Hermanos por pelotas, cuyos títulos nada tienen que ver con la traducción literal de sus referentes anglosajones. Pues hoy, todo esto viene a cuento de The International, película que aquí, tras dejar este acertado título, se ha acompañado de la insalvable partícula adherida Dinero en la sombra. En este caso tenemos paradigma de la célebre hispano-coletilla folklórica y, de paso, otro "género por traducción": El de la "sombra". La semana pasada misma se estrenaba, del original State of play, La sombra del poder, y el viernes anterior: Espías en la sombra. Así otra vez de sopetón, me vienen a la mente La sombra del testigo, Conspiración en la sombra, La sombra del reino, La sombra del cazador... Digo yo que será por el "mal rollo" que da la connotación de "sombra" en el título para los thrillers, porque en más de la mitad de los casos, el término "shadow" no lo encontramos en el original...

Tras este (necesario) desvarío, entramos ya en The international (dejémosla así), un thriller de acción en el que el sistema bancario internacional y el entramado de intereses políticos mundiales que hay tras él son el objetivo de una investigación llevada a cabo por un agente de la Interpol (Clive Owen) y de la ayudante del fiscal de Manhattan (Naomi Watts). A partir de destapar un escándalo mayúsculo de venta de armas en países del tercer mundo a través de un banco tapadera con sede en Luxemburgo, The International construye un apasionante ejercicio de intriga y acción donde un Clive Owen que hibrida en su personaje trazas de James Bond y de Jason Bourne intentará denunciar un sistema financiero y político enfermo y corrupto. La historia, haciendo valer el título del film, se ubica en diferentes naciones y tiene una perspectiva globalista que se agradece mucho en títulos pretendidamente tan "americanos". Las localizaciones donde veremos a los protagonistas van desde Istambul a Milán (donde hay una gran escena con un francotirador), pasando por Berlín o Nueva York. Mención aparte merece la secuencia del violento tiroteo en el Museo Guggenheim de NY, narrada con un pulso y una habilidad narrativa sensacionales, de ésas que ya solas te pagan la entrada del cine. No en vano tenemos tras las cámaras al alemán Tom Tykwer, quien ya deleitó por su ritmo narrativo en la frenética pero quizá excesivamente videoclipística Corre, Lola, Corre, toda vez es una película que recomiendo eche un vistazo a todo el que no la haya visto. Su evolución le llevó a orquestar la adaptación al cine de la exitosa novela de Patrick Süskind: El perfume, que hasta ahora era la última línea de su currículum. Ahora cimenta un modélico thriller que es, sin duda, lo mejor que se estrena esta semana, y como mi función aquí además de informar es precisamente ésta, valorar, os recomiendo su visionado.

Luego está "la española" de la semana. Como siempre. La multipromocionada en televisión Fuga de cerebros, película que se resume fácilmente con una frase: American pie a la española. Además nadie de su equipo lo oculta. La fórmula es sencilla. Se ponen detrás de las cámaras a gente que viene de trabajar en televisión, como el director Fernando González Molina o los guionistas Álex Pina y Curro Velázquez, que han trabajado, por ejemplo, para Los hombres de Paco. Después, ante las cámaras, un buen puñado de atractivos rostros conocidos de la pequeña pantalla con el reclamo evidente de la belleza de Amaia Salamanca, de Sin tetas no hay paraíso. Aliñamos esto con grandes nombres de la ficción española como Antonio Resines, Loles León y José Luis Gil (al estilo Aquí no hay quien viva), Fernando Guillén Cuervo, Álex Angulo o Mariano Peña (el Mauricio Colmenero de Aída). Ahora elaboramos un guión lleno de estereotipos, fácil de seguir, con desnudo (gratuito) de la atractiva protagonista y con un sinfín de gags escatológicos y esperpénticos y lo promocionamos para captar al público adolescente, esto es, y ya lo he dicho en múltiples ocasiones, el hoy en día público preferente de las salas y paga las entradas de cine. El resultado, a las pruebas me remito. ¿Alguien ha dicho Mentiras y gordas?. Efectivamente. Exacto patrón. Pues deciros que fue número uno en taquilla en la semana de su estreno, por más que (con cierta razón aunque muy perversamente) se la ha utilizado de arma arrojadiza para desprestigiar y etiquetar de poco menos que inútil a su guionista Ángeles González-Sinde, ahora célebre Ministra de Cultura del Gobierno. Ah! Se me olvidaba la sinopsis, aunque pueda parecer innecesaria. Emilio (Mario Casas) está enamorado de Natalia (Amaia Salamanca) desde los cinco años. Cuando por fin cree reunir el valor para declararse, al acabar el instituto, a ella le dan una beca para estudiar medicina en Oxford. Sus cuatro pueriles y patéticos amiguetes (a saber: un ciego romántico, un parapléjico salido, un chuleras y un gitano "camello" trapicheador) falsifican documentos y le acompañan para ir tras ella. A partir de ahí, todo tipo de situaciones tópicas e infames con chistes de mal gusto (incluso necrofilia) que uno pueda imaginar. Decir que, así como en The International las múltiples localizaciones son reales (y fantásticamente fotografiadas), en Fuga de cerebros podemos imaginarnos que las escenas no se han rodado en la mítica sede británica, aunque a quién le importa al fin y al cabo, hemos pasado de Los crímenes de Oxford a Los frikis de Oxford.

Se estrena también este fin de semana Rudo y Cursi, film que también nos ofrece la posibilidad de catalogar (aunque cómicamente) con una sola expresión: "Oliver y Benji a la mejicana". Así, como lo leéis, esta película mejicana trata de la vida de dos hermanos: Beto y Tato, uno portero, el otro delantero que sueñan con ser unos ases del deporte rey (Oliver... Benji... los magos del balón; Benji... Oliver... sueños de campeón...). En el camino se topan con el arquetípico representante: embaucador, liante, interesado, con labia y, encima: argentino. Él consigue llevarlos a la fama, aunque en el tránsito encontraremos múltiples aventuras y desventuras de por medio. En resumen, simpatiquísima comedia mejicana que logra reunir a los seis "hombres de cine" mejicanos más importantes del nuevo milenio. Ahí van: Gael García Bernal y Diego Luna como los hermanos protagonistas, Carlos Cuarón (hermano de Alfonso) en la dirección, y el celebérrimo trío Alfonso Cuarón, Alejandro González-Iñárritu y Guillermo del Toro en la producción. Ahí es nada... La película va narrada mediante la voz en off de "El Batuta", el representante argentino (Guillermo Francela), personaje clave y que consigue hilvanar los aspectos de la historia y de la vida misma a través de símiles futbolísticos. El único handicap puede ser que no todo su humor se "capta" como debería, pues es una cinta "muy mejicana", pero en conjunto asegura un buen rato de diversión, con moralina evidente sobre la banalidad de la fama, el papel de la familia y la corrupción generada por el dinero.

Por cierto, aunque con menor distribución, se estrena también la última obra maestra de la animación clásica del GENIO (en mayúsculas) Hayao Miyazaki: Ponyo en el acantilado, una versión absolutamente libre de La sirenita en la que un muchacho de cinco años mantiene una relación con una pequeña pez que tiene sueños de convertirse en humana. Una delicia llena de ingenuidad, inocencia y belleza alambicada a partir de la simplicidad del dibujo clásico y del minimalismo formal, algo que la animación mainstream hace ya tiempo que, por desgracia, parece tener ya olvidada. La cinta tuvo una gran recepción crítica en el festival de Venecia y, si podéis, no debéis dejarla escapar.

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