Tras prácticamente tres semanas que han coincidido con la gala de los Oscar, su resaca y la ausencia de la entrega anterior de Planeta Cine, lo cierto es que se nos han acumulado en las carteleras de nuestro país un buen puñado de títulos a los que no hemos hecho referencia en nuestra sección. Si bien solemos hacer un repaso exhaustivo de lo que se estrena cada semana, la acumulación de propuestas manda, y por ello vamos a hacer un repaso general a todo aquello que ofrecen las carteleras y en lo que no hemos podido detenernos en estas semanas.
Empezaremos destacando, por encima del resto, las dos propuestas que desde Planeta Cine os pedimos que no dejéis pasar. La primera, obra maestra incontestable y en la que nos detendremos un poco más que el resto, es la última de Clint Eastwood: Gran Torino, que se estrenó el viernes pasado. Los detractores de la Academia de Cine norteamericana (la que decide y entrega los Oscar cada año) tienen una serie de reproches muy estipulados acerca de cuestiones que toda la vida podrán echársele en cara a la historia de los premios cinematográficos más importantes del mundo. El primero es no haberle dado nunca un Oscar a una película de Chaplin (sólo tiene uno honorífico). El segundo, que si cabe es aún más "gordo", es no haberle dado nunca un Oscar a Alfred Hitchcock, que pasa por ser uno de los mejores (sino el más grande) cineastas de la Historia del Séptimo Arte. Tercero, no haber hecho lo propio con otro grande: Stanley Kubrick, que sólo tiene uno a los efectos especiales de 2001: Una odisea en el espacio. Yo añadiría algunos reproches más recientes, como que la (para mí) mejor película de toda la década de los noventa (y mira que hay: El silencio de los corderos, Se7en, La vida es bella...), que es la absolutamente imprescindible Cadena perpetua no se llevara ni un sólo Oscar en la gala de 1995, o el más reciente ninguneo a David Fincher con Zodiac o El curioso caso de Benjamin Button. ¿Por qué digo todo esto?. Porque podemos añadir un nuevo reproche: que Gran Torino haya sido ignorada este año en los Oscar.
Para los que no hayáis visto el tráiler o no sepáis nada de esta última obra maestra del genio Eastwood (tan última que según él mismo es con la que se despide del cine delante de las cámaras, no detrás todavía), nos cuenta la historia de Walt Kowalski, un anciano gruñón y cascarrabias (interpretado magníficamente por el propio director/productor/compositor), jubilado tras muchos años de trabajo en una fábrica automovilística, que vive en un barrio globalizado rodeado de bandas callejeras. Acaba de enviudar recientemente y su relación con sus inmaduros hijos (que lo quieren meter en una residencia) y su nieta (que es un pendón desorejado) es lamentable. Vive en una voluntaria y amarga soledad existencial cuyo único apego con la realidad es, precisamente, cuidar de un magnífico Ford Gran Torino del 1972 como el del título del film. Esto funciona como MacGuffin en el sentido en el que es la excusa argumental para conocer a un nuevo vecino, un chico de la etnia oriental "hmong" (que Clint pronuncia jocosamente como "jamón") con quien establecerá una relación casi paterno-filial que nos recuerda (a la inversa, curiosamente) a películas como la célebre Karate Kid. El inicio y el planteamiento del film (el que presenta el tráiler y hace pensar al público ignoto que "esto es más de lo mismo") presenta a Walt Kowalski como un Harry Callahan retirado, heredero de esos míticos papeles setenteros y ochenteros de un Eastwood duro y matón. De hecho, para Cahiérs du Cinéma, que dice de Gran Torino que es la mejor película del momento, por encima de El curioso caso de Benjamin Button y a años luz de, por ejemplo, Slumdog Millionaire, la película de Eastwood es un repaso casi crepuscular a toda su propia filmografía y su evolución como cineasta, lo que hace de Gran Torino una opción imprescindible para todo cinéfilo. Muchas más cosas os podría decir de Gran Torino, pero casi mejor que la veáis por vosotros mismos, pero ya os digo que los "listillos", que los hay por ahí muchos, que tras el tráiler de la peli os digan que "como éstas hay montones", recordadles la enésima obra maestra del genio Clint: Million Dollar Baby, e insistidles que tras el tráiler, ellos decían que era una película más de boxeo...
Y dicho esto, en las antípodas de Gran Torino a nivel formal, mediático y de contenidos, pero también imprescindible para el espectador contemporáneo, se estrenó la semana pasada Watchmen, película de absoluto culto que adapta, por fin, el que pasa por ser el mejor cómic (perdón, novela gráfica) de la Historia. Como soy un desconocedor absoluto del referente viñetesco, y aquí en Un planeta gris gozamos de la colaboración de un auténtico experto, me libro de hacer cualquier valoración sobre la adaptación en pos de llevarme el tema al terreno más cinematográfico posible. Watchmen, que desde 1986 ha ido pasando de proyecto en proyecto (Terry "Monty Python" Gilliam, Darren "Réquiem por un sueño" Aronofsky o Paul "Trilogía Bourne" Greengrass han sido candidatos a dirigirla) hasta caer en manos de Zack Snyder, director de El amanecer de los muertos y, esto es clave, 300. En 300 Snyder llevaba a la pantalla una novela gráfica de Frank Miller que, como ya hiciera el tándem Rodríguez-Tarantino en Sin City, tenía en su apartado visual su mayor reclamo. 300 se rodó en un sótano de Canadá y pasa por ser uno de los mayores prodigios de la historia de la post-producción digital. El éxito de esta cinta catapultó a Snyder a orquestar la adaptación de Watchmen, que si bien vuelve a ser un espectáculo artificioso, aquí carece de la vacuidad formal de 300 para convertirse en el perfecto ejemplo de una nueva ola de cine sobre superhéroes psicológicos. Lejos quedan ya las tramas maniqueas y el acartonamiento lineal de los héroes de antaño. Ahora tienen conflictos personales, traumas, dudas y, como las nuevas revisiones de Christopher Nolan sobre Batman (Batman Begins y El caballero oscuro) el cine ha encontrado en ello un filón. El destino ha querido que sea justo ahora cuando vea a luz del celuloide precisamente Watchmen, una película sumamente compleja que hará las delicias de los seguidores del cómic pero que resultará difícilmente comprensible para el resto, al menos en un primer visionado. Salvando las distancias, es como cuando en la época de la celebérrima trilogía de El señor de los anillos, a quienes no habíamos leído las novelas de Tolkien, las películas podían resultarnos atractivas, pero podíamos "rascar" en ellas la millonésima parte que un fanático del mundo literario fantástico del autor. Podría intentar resumiros la trama, pero seguro que acabaría generando más desconcierto, pues en Watchmen se agolpan cuestiones éticas, políticas, religosas, psicológicas, metafísicas... es toda una visión privilegiada y paralela de un mundo de cuya filmación se ha borrado voluntariamente uno de los dos creadores originales, el británico Alan Moore, que tras las desastrosas La liga de los hombres extraordinarios o Desde el infierno (salvemos V de Vendetta) prefiere no formar parte del circo adaptador de la viñeta al fotograma. Zack Snyder se defiende diciendo que su fidelidad es máxima porque usó, sin reparos, el cómic como story-board, y que su montaje original en realidad es de cuatro horas (recordemos que el cómic tiene más de 400 páginas), y que pese a que en las salas comerciales se ha recortado a 160 minutos, recomienda no perderse la versión completa de la adaptación que ya ha confirmado incluirá en las ediciones digitales domésticas (impresionante ha de ser ver esto en Blu-ray...). Mención aparte, para finalizar, merece una espectacular banda sonora (me refiero ahora al soundtrack y no al score de Tyler Bates) digna de análisis de nuestro mismísimo Mada Senerb, ya que cuenta con canciones de Jimi Hendrix, Bob Dylan, Leonard Cohen, Janis Joplin, Nat King Cole, Simon And Garfunkel... vamos, que nada de Evanescence (Daredevil) ni NickleBack (Spider-man), en otro signo más de que no estamos en a típica película de superhéroes...
Y como siempre, ya sin espacio para profundizar en ninguna película más, comentar el resto de propuestas que aún siguen en cartelera. Che:Guerrilla, La pantera rosa 2 y Push (una de gente con poderes no precisamente como Watchmen) aguantan de las semanas anteriores. De los Oscar aguantan, obviamente, Slumdog Millionaire y El curioso caso de Benjamin Button. De la semana anterior, además de las dos "grandes" de las que acabamos de hablar, aún podemos ver la infantil cinta de Disney protagonizada por el encasillado Adam Sandler: Más allá de los sueños, donde lo que los sobrinos del susodicho protagonista imaginan por la noche se vuelve realidad al día siguiente (sin comentarios); y también The Code, protagonizada por el omnipresente Morgan Freeman (que hizo cinco películas en 2008, y eso que tuvo un accidente...) y nuestro Antonio Banderas, una yuxtaposición de clichés sobre cine de ladrones que no es más que un cruce entre La trampa y The Score: un golpe maestro, siendo ambas mucho más recomendables que ésta. Y nos queda hablar de lo que se estrena hoy Viernes. Lo que normalmente llena toda la sección de Planeta Cine, ahora se nos queda para dos líneas... Veamos, recomendamos RAF: Facción del Ejército Rojo, cine sobre terrorismo alemán en pleno imperialismo norteamericano posterior a la Segunda Guerra Mundial. Con el sello estilístico y de rigor y calidad de los creadores de recientes referentes del cine alemán como El hundimiento. Habrá que mirar por qué todo el cine que exportan los germanos y que nos llega con éxito son siempre revisiones de su propia historia (ésta misma, nominada al Oscar este año, la propia El hundimiento, La vida de los otros, Goodbye Lenin...). También recomendamos la última de Fernando Meirelles, director de las muy interesantes Ciudad de dios y El jardinero fiel: A ciegas, film basado en la novela Ensayo sobre la ceguera del premio Nobel Jose Saramago. En una visión distópica del mundo, y como metáfora del egocentrismo y la autocomplacencia de la humanidad, se extiende una epidemia que deja a todos ciegos, excepto a una ¿afortunada? Julianne Moore, que vuelve a salirse en su interpretación. De hecho, yo interpreto esta película como un díptico apocalíptico que tanto formalmente como por su protagonista (la misma Moore) conformaría esta cinta con Hijos de los hombres de Alfonso Cuarón, en la que el "castigo" de la humanidad era, en este caso, no poder engendrar hijos. En cualquier caso, cine recomendable para pensar este fin de semana. Y si no queréis pensar, porque la Magdalena os confunde, pues también se estrena Hotel para perros, cinta perruna que competirá, por cierto, con la todavía en carteleras Un chihuahua en Beverly Hills. Será que lo de los perros tira bastante en taquilla...
2 comentarios:
Los créditos introductorios de Watchmen son una maravilla.
Dignos de pasar a la historia de los "opening credits", con joyas clásicas como las de Saul Bass o, por ejemplo, más recientes como los de Se7en. Todo un campo de incuestionable interés, este.
Gracias por tu comentario, Estrellita.
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