Me gusta empotrarme contra el hueco que creas entre la axila y la mano cuando duermes desnudo abrazando el vacío.
Como si todo hubiera sido un sueño y mi peso en la cama no fuera cierto.
Simboliza todo aquello que cabe dentro. Por un momento soy yo, hecha un ovillo, exhausta como un animal en celo después del estallido, cansada y aturdida por la energía empleada a fuego.
Toda fuego. Toda diferencia y abismo. Tibia y narcótica. Noctámbula. Incierta. Pero en el fondo Real.
0 comentarios:
Publicar un comentario