Volvería atrás, caminando con pies de azufre al lugar donde descansan los atardeceres más limpios.
Y no me cansaría de llorar su nombre ni de abandonarme al retablo de un sueño manso.
Dejar pasar las horas secas q caen del reloj y darme cuenta de lo viva que estoy y lo muerta que estaría si nunca hubiera pisado sus aguas de colores pétreos y sus sedas de dibujos grandes.
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