Estrenos para esta semana que arrojan curiosos paralelismos con la anterior, en la que por el puente festivo no tuvimos Planeta Cine. La semana pasada se estrenó una gran y esperada superproducción hollywoodiense muy esperada por sus seguidores, que actuaba además como precuela de su saga: X-Men Orígenes: Lobezno. Esta semana, con idénticas credenciales nos llega Star Trek. Asimismo, la semana pasada nos llegaba a las salas 17 otra vez, comedia adolescente – calcada, por cierto, del clásico Big de Tom Hanks – con la estrella de High School Musical Zack Ephron, reclamo absoluto de toda esa generación de las llamadas tweenies, esto es, el término anglosajón para definir a las preadolescentes obnubiladas por el monstruoso aparato mercantilístico generado a partir del Disney Channel. Pues lo mismo esta semana para el estreno de Hanna Montana: La película. Dicho esto, pasemos a hablar más ampliamente de las películas que se estrenan este finde.
Star Trek es posiblemente el estreno más esperado en lo que llevamos de año, no sólo por los trekkies, sino por un buen puñado de seguidores – entre los que me cuento – que nos sentimos atraídos por cualquier producto que salga de la privilegiada mente de J.J. Abrams, director del film y artífice absoluto del resurgir de una saga que agonizaba tras nada menos que diez incursiones cinematográficas previas. El amigo J.J., nuevo Rey Midas de la industria audiovisual norteamericana con apenas cuarenta años, es el creador de la que es posiblemente la mejor serie de televisión de la actualidad: Perdidos. De un guión perdido en un cajón sobre unos náufragos, consiguió emprender una idea que tanto estructural, formal como narrativamente es toda una joya mucho más emparentada con el mejor cine contemporáneo que con el serial televisivo clásico. Innovadora y magistral, Perdidos es su carta de presentación principal, pero no la única. Este neoyorquino es creador también de la magnífica Alias, renovadora del serial sobre espías, una serie del todo recomendable donde saltó al estrellato Jennifer Garner. Antes, J.J. ya había creado junto a su buen amigo Matt Reeves la popular Celebrity. Y desde la televisión da el salto definitivo al cine gracias a Tom Cruise, que seducido por Alias, le pide que adapte la fórmula a la tercera entrega de Misión Imposible, toda vez es innegable que su creación televisiva ya era deudora de la serie original de Brian de Palma. Su última producción de Monstruoso, film cuya dirección delegó en su amigo Reeves, fue todo un ejemplo de publicidad viral en Internet y un fenómeno en los Estados Unidos – en España tal vez eclipsado por el impacto de nuestra Rec que utilizaba similares recursos narrativos –. Dicho todo esto, Abrams ya llevaba tiempo enfrascado en un personalísimo proyecto, el de hacer renacer una mítica saga – la serie original de Star Trek data de 1966 – con la intención de darle un aspecto renovado, puesto que su juventud la marcó la trilogía original de La Guerra de las Galaxias. Como las obras de Lucas, aquí Abrams impregna su trama de una mayor carga de aventuras, acción e impecables efectos especiales por encima de la clásica ciencia-ficción que había caracterizado la saga. Como precuela, al igual que ha sucedido recientemente con James Bond, Batman, Hannibal o Lobezno, explora la génesis de los personajes, con la maestría suficiente para no inferir en la lógica de todo lo que sucederá en las (numerosísimas) obras posteriores. Maestría que se hace extensible en la capacidad para ser tanto un atractivo producto para neófitos de Star Trek como una película que respeta e incluso homenajea toda la mitología trekkie. De hecho, su mayor homenaje es la aparición del icono Leonard Nimoy, el Spock original, haciendo de su personaje en edad anciana. El Spock joven, por cierto, lo encarna Zachary Quinto, el inquietante Sylar de la serie Héroes. Al capitán Kirk le da vida Chris Pine, actor secundario de comedias románticas como Princesa por Sorpresa 2 o Devuélveme mi suerte. Junto a esta pareja protagonista de jóvenes actores y otros secundarios, veteranos como Wynona Ryder – la madre de Spock en una corta pero emotiva aparición – y Eric Bana en el papel del villano Nero. Muchas cosas más de esta destacada película podríamos decir, pero el espacio es limitado y mi recomendación es que no la dejéis pasar si sois amantes del género y mucho menos – aunque esto sobra decirlo – si corre algo de sangre trekkie por vuestras venas.
Como siempre, alternativa encontramos en la comedia romántica de la semana: Nunca es tarde para enamorarse, que cuenta precisamente eso, que nunca es tarde para enamorarse. Él es Harvey, con la piel del doblemente oscarizado Dustin Hoffman. Neoyorquino divorciado, insatisfecho con su trabajo, viaja a Londres a la boda de su hija. Ella es Kate, con la apariencia de la también doblemente oscarizada – menuda pareja – Emma Thompson. Británica, eterna solterona, trabaja en Londres haciendo encuestas y siempre pendiente de las llamadas telefónicas de su madre empeñada en buscarle un novio. La magia del cine hará que el destino los haga coincidir en Londres, encontrándose sus cínicas existencias en un punto de retorno de todo en el que no esperarán lo que el amor aún les depara. Fórmula similar a la reciente Noches de tormenta con Richard Gere y Diane Lane o a la Cuando menos te lo esperas de Jack Nicholson y Diane Keaton. No olvidemos, haciendo algo de historiografía cinematográfica, que las comedias románticas clásicas las protagonizaban actores maduros, y es la post-modernidad cinematográfica la que ha hecho que sea pasto de adolescentes y veinteañeros. Por cierto, curiosa adaptación del título original – muy típicamente nuestro – al español, del más ajustado como siempre Last chance Harvey – en referencia a su última oportunidad, como los avisos que recibe en el aeropuerto cuando pierde el vuelo – al excesivamente explícito Cuando menos te los esperas. Hoffman y Thompson son la mejor garantía de credibilidad y calidad en las interpretaciones, principal reclamo para elegir pasar dos entretenidas horas con esta correcta película.
Tercera y última parada en la cartelera para el “otro gran estreno” de la semana – aún os diría que el más esperado si tenemos en cuenta que en Castellón se podían reservar entradas en taquilla desde antes de su estreno, algo que no sucedía con Star Trek. Estamos hablando del fenómeno juvenil Hannah Montana: La película. Como de la película, a nivel cinematográfico, poco podemos aportar, os explicaré brevemente de qué va todo este fenómeno. La actriz es Miley Cyrus, que también es cantante y vende discos como tal. En la televisión, en El show de Hanna.h Montana su personaje es Miley Stewart, que tiene una vida sencilla con familia y amigos del “insti”, pero que cual transformación vampírica nocturna esconde una doble vida como Hannah Montana, cantante icono de masas con un éxito tremebundo. Y como dice el tema principal de su banda sonora: “The best of both worlds”, Miley/Hannah tiene lo mejor de los dos mundos, normalidad y estrellato, tan sólo poniéndose y quitándose una peluca rubia. Además, todo esto tiene ciertos aires autobiográficos sobre todo porque su padre en la ficción, Billy Stewart, es en la realidad Billy Ray Cyrus, su padre en la vida real. En suma, una suerte de evolución ficcionada de Operación Triunfo, es decir, música pop e ídolos juveniles para identificarse con esas tweenies deseosas de ropa y complementos fashion, peinados cool y toda la parafernalia y merchandising de Disney Channel que las fascina. A todo esto, la versión cinematográfica del show televisivo que ahora se estrena traslada a la protagonista a sus humildes orígenes familiares en Tennessee, alejados de su glamour de su día a día. Allí vivirá en un rancho con caballos donde su belleza y su música no pasarán inadvertidas. Y tampoco el chico guapo con sombrero a lomos del caballo de turno – un poco a lo Brad Pitt en Leyendas de pasión, he de decir… –. Un producto que se hará pasable para los padres que acompañarán a sus criaturas, que disfrutarán de lo lindo “con 12 nuevas canciones” – como reza el trailer – así como necesitarán de todo el merchandising que tan astutamente la Disney ha producido para publicitar tal acontencimiento.
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