Accidentes Urbanos. Somos unos descafeinados...

Somos unos descafeinados. Hacemos las cosas a medias o las edulcoramos, no sea caso. A veces parece que ni sepamos cagarla como Dios manda. En breve tendremos ordenanza municipal de convivencia ciudadana, bastante light si se compara con la idea inicial que tenía la gente de Participación Ciudadana. En el fondo, parece que la han suavizado para fastidiarnos, porque ahora no quedan demasiadas protestas divertidas. Ya no está prohibido pitar al alcalde en una procesión, ni tender la ropa en los balcones, ni ir sin camiseta, ni tampoco pisar el césped (cualquier césped). Un fastidio, vamos.

La filosofía del texto, sin embargo, es la misma que ha causado batallas campales en otras ciudades: regular el uso de la vía pública. Aunque las ordenanzas se venden como una forma de preservar el espacio público como lugar de convivencia y civismo y donde todas las personas puedan desarrollarse en libertad (ordenanza de Castellón, gentileza de la gente de Castelló Sense Soroll), no hacen más que intentar establecer unas pautas y unas restricciones de lo que podemos y lo que no podemos hacer en la calle.

Por ejemplo: no podemos repartir octavillas ni colgar carteles por la calle, pero tampoco podemos arrancar los que otros han puesto. O eso entendemos.

Y bien, que sí, que hay mucho guarro y mucho bandarra, pero tampoco es cuestión de ponernos nazis y de multar al niño que se cuelgue de un árbol o al que esté patinando un domingo a las cuatro de la tarde en una plaza vacía. Pero aquí, como en todo, o no llegamos o nos pasamos. Veremos.

De momento, cosas que han pasado en otras ciudades: Manifestaciones en Barcelona, Plataforma 59 euros, Manifestación en Zaragoza...

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