No sé qué odio más, si los toros o las fiestas de la Magdalena. Sin embargo, tengo ese punto voyeur-masoca que me martiriza año tras año. Sí, señores, me encanta tomarme un café en el hotel Doña Lola o en el Mindoro durante la semana de Magdalena. El rollito taurino apesta bastante, pero el punto pintoresco que tiene es de lo más divertido que se puede ver por estos lares.
Por ejemplo, los años de frío, a los toros se va con el abrigo de visón, de zorro, de astracán o de rata de marjal. Me encanta ver a las señoras castelloneras de pelo cardado con sus abrigos de visón, siempre pienso que son como un husky siberiano paseando por Benicàssim en agosto. Una vez me lo dijo una amiga de mi madre: “ai, carinyet, que tu te penses que tenim moltes oportunitats de posar-nos l’abric?” (ella no lo dice así, pero ya que tengo el mitjà, que se note).
Si, por el contrario, asoman cuatro rayitos de sol, toca estrenar traje de chaqueta de primavera. Y ya puede hacer un frío que pela, que las gafas pantojiles y el traje en tonos claros son el must magdalenero-taurino.
Los expertos me cuentan que es superlomás llevar una almohadilla para proteger las posaderas de la incomodidad de la plaza y que lo supermasdelomas es que la almohadilla sea de tela buena y que esté ya rodada por plazas con caché, como las Ventas o la Maestranza.
Eso de los toros tiene un punto de ritual y de convención que mola y que alimenta el surrealismo de todo el conjunto. Ripollés (otro que lleva abrigo de pieles) y su calesa, la banda de música, las señoras con el oro y los flequillos abultados, la reina de las fiestas, los gin tonics en las barras, las meriendas con miniaturas dulces y saladas, los mantones de Manila… ¡Es que soy una folclórica!
Todo ritual establecido y casposo tiene al notas de turno. Los Mudaos fueron los primeros y la montan con un poco de clase, aunque dicen que son unos tocapelotas en la plaza y que no se callan ni a la de tres. Creo que hay otra colla (¿Rei Barbut?) que se disfraza de algo diferente cada año y yo no entiendo eso de ir a los toros disfrazados. Luego están los (las) que se ponen una sudadera todos (todas) iguales y van a la plaza a mirarle el paquete a Cayetano y gritar como una colla de bingueros (bingueras).
Este año tendría que armarme de valor y plantarme en la puerta de la plaza, cámara en mano, para hacer fotos que sirvan para ilustrar este artículo, aunque sea a posteriori. Pero tampoco me apetece que me peguen un bolsazo.
Felices fiestas (¿En Magdalena también se dice eso?)
2 comentarios:
te animo a que hagas lo de ponerte en la puerta camara en mano...a parte del bolsazo seguro que sacas algo chulo. jeje..un saludo
Txema.
Si, si... fotos con crónica, lista de las más "elegantes", las más "fashion", y las más "petardas", como en los Oscar y otras fiestas de guardar...
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