Tras una semana en la que destacaba el blockbuster garantizado de una nueva entrega de Bond, flanqueada por otra gran producción como Appaloosa, las películas que hoy se estrenan protagonizan una buena muestra de la 'clase media' cinematográfica, con ofertas para todos los gustos y públicos, pero sin que ninguna destaque especialmente sobre las demás.
En primer lugar, quizá sea Madagascar 2, por aquello de las fechas que se nos avecinan - como bien apuntamos aquí mismo hace sólo unos días, queda menos de un mes para Navidad - el estreno que vaya a resistir mejor el desgaste de las próximas semanas en las carteleras. Secuela de la exitosa Madagascar, producción que Dreamworks gestó a la sombra del que posiblemente haya sido el mayor hito de la animación de la última década - con el permiso de Pixar - que fue Shrek en 2001. En esta ocasión, el león Álex, la jirafa Melman, la cebra Marty y la hipopótama Gloria son capturados por un avión secuestrado por los pingüinos - que repiten también - que vuelve a aterrizar forzosamente en África, de nuevo en Madagascar. Vuelve el ritmo enérgico que tanto gustó de la primera parte, vuelven las aventuras y desventuras de los personajes, vuelve una animación infográfica bastante mejorada respecto a la anterior versión - han mejorado los fondos y detalles - y, sobre todo, vuelve la comunidad de lémures entonando el Queremos marcha marcha que se tornó en todo un himno en la cinta fundacional. Eso sí, como toda secuela - y mejor que no empecemos a debatir estas cuestiones en profundidad porque alguien me 'sacará' El Padrino II - carece de la frescura y originalidad de la primera parte, toda vez supone una propuesta muy recomendable para ver en familia. Además, no olvidemos que a partir de ahora van a estrenarse en las próximas semanas todo un escaparate de títulos de animación e infantiles, así que más vale que vayamos viéndolos porque si no, al final, a los padres se les van a acumular todos a última hora. Y a propósito de esto, no quiero terminar la reseña a Madagascar 2 sin recomendar encarecidamente a todos los que no hayáis visto en el cine - e incluso a los que sí - que os hagáis con el DVD - mejor el Blu Ray si ya estáis, como yo hace mucho tiempo ya, instalados en el fascinante mundo de la alta definición - de la última obra maestra incontestable de la animación de los genios de Pixar: Wall-e, que sale justo el viernes próximo a la venta en los formatos domésticos.
El director catalán Ventura Pons estrena Forasteros, película que sigue, en clave melodramática, el devenir de una vida en dos momentos cruciales de una familia, con cuarenta años de distancia. En los 60, coincidiendo con la llegada de unos vecinos andaluces, y en la actualidad con unos inmigrantes marroquíes. En ambos casos, como metáfora de la relación que establece con el 'otro', con el 'forastero', reflexionando sobre si, en última instancia, no somos precisamente nosotros los que nos convertimos en extraños para con ellos. Merece la pena que nos deleitemos con unas interpretaciones fantásticas, donde haremos especial mención al primer papel dramático 'físico' del célebre actor de doblaje Joan Pera - voz de Woody Allen tanto en catalán como en castellano -, que está inmenso en uno de esos papeles extremos que abarcan varias décadas y que impacta por su veracidad y empatía.
Y como apuntábamos, vamos a ir saltando de propuesta en propuesta con géneros y estilos radicalmente diferenciados, yo casi diría que antitéticos. Outlander es la película americana de acción y efectos especiales de la semana, si bien estas características representan prácticamente ya un género en si mismo. Ubicada en el año 509, la historia comienza cuando una nave espacial se estrella en la antigua Noruega, en la época de los vikingos. Del interior emergen dos enemigos: un soldado de otro mundo, un guerrero humanoide llamado Kainan, y una sanguinaria criatura conocida como El Moorwen, una bestia salvaje dispuesta a vengar la muerte de su raza a manos del ejército del guerrero. Hombre y monstruo buscan venganza por una serie de actos cometidos contra ellos. Mientras El Moorwen va devastando el mundo vikingo, asesinando a quien se le pone por delante, Kainan, combinando su avanzada tecnología con armas antiguas, se dedica a formar a un grupo de primitivos pero feroces guerreros. El objetivo es claro: acabar con la brutal criatura.La propuesta, que si de algo carece es de originalidad, bebe de múltiples fuentes, de las cuales aquí sólo os cito unas cuantas: Starman, El Señor de los anillos, Beowulf, Un astronauta en la corte del Rey Arturo o incluso la serie de televisión Stargate. El monstruo es sospechosamente similar al de la muy recomendable cinta coreana The Host, aunque su comportamiento nos recuerda al de Alien. En fin, un refrito que no engaña a nadie y que dirige Howard McCain, nombre asociado al guión de la próxima revisión de Conan que tendremos el año próximo.
Se estrena la enésima entrega de las 'movies', de nuevo otro género casi por antonomasia. Tras la saga de Scary Movie, Epic Movie, Date Movie, Disaster Movie, Casi 300... llega Superhero Movie, que ya tardaba en ver la luz teniendo en cuenta la innegable efervescencia del cine de superhéroes de la actualidad. Con una estructura centrada casi exclusivamente en la primera de las entregas de Spider-man, pero con un héroe patoso denominado Libélula, ésta es, para mí - eso siempre, no lo olvidéis, que para eso estoy aquí - la mejor de todas las películas de la saga desde la fundacional - e incuestionablemente más brillante - primera Scary Movie. Se nota que en Superhero Movie han vuelto Zucker y Abrahams detrás del proyecto, encargados de la primera Scary Movie y de las inolvidables Agárralo como puedas. Además, el personaje coincidente con lo que sería la tía Rosemary para Peter Parker es aquí Leslie Nielsen, el mítico 'actor del pelo blanco' que protagonizó no pocas de las parodias que fueron el simiente de este tipo de películas de hoy. Sucesión de gags para todos los gustos, algunos burdos y zafios, otros descacharrantes - ojo a las barbaridades que le hacen al pobre Stephen Hawkins -, con referencias a Batman, X-Men, Los 4 fantásticos... pero en conjunto, muy superior a las últimas versiones de esta saga de las 'movies'.
Y sin espacio para extendernos mucho más, se estrenan también dos propuestas de aire europeo muy distintas a todo lo señalado hasta ahora, por un lado la muy interesante La ola, aclamada película alemana que traslada a Alemania un hecho real acaecido en Estados Unidos, donde un profesor, como experimentación e intento de ilustración a sus alumnos de la incomprensible victoria democrática de Hitler en la Alemania nazi, instaura en la clase un régimen de extrema disciplina llamado 'La tercera ola' - en referencia clara al III Reich -, una autarquía dictatorial donde él es el fuhrer y los alumnos acuden a las aulas con un mismo uniforme, formando en unidad y creando un mismo logotipo e imaginario que seguir con total devoción. El asunto se escapa de las manos del profesor y los adolescentes de toda condición y procedencia encuentran en ese sentimiento de pertenencia una razón límite por la que regirse, y, con evidentes problemas de verosimilitud, pero aportando una interesante reflexión, La ola invita a plantearnos si sería posible hoy en día, con los problemas estructurales, sociales y familiares de gran parte de la juventud de la actualidad, que se dispusiera un nuevo régimen como el de la Alemania fascista. Resulta curioso que, a rebufo de cintas como Los edukadores, La vida de los otros, El hundimiento o Los falsificadores, el cine alemán insista hasta la saciedad en internacionalizar propuestas que aquí llamaríamos de 'memoria histórica' y que les esté funcionando tan y tan bien. En este sentido, por aquello de influencias fascistas en la juventud, no puedo sino recomendaros el visionado de la dura pero muy interesante American History X.
La otra de las propuestas europeas de la semana es Somers Town, cinta británica dirigida por Shane Meadows, cineasta que se descubrió con la existosa This is England, y que en esta ocasión cuenta la historia de un niño llamado Tommo, que se ha escapado de casa y vagabundea por la estación de King Cross - zona norte de Londres conocida como Somers Town, de ahí el título del filme -. Allí encuentra a Marek, un chico polaco que se dedica a fotografiar todo lo que encuentra a su paso y que ha emigrado a Inglaterra con su padre. Juntos hacen frente a una pandilla de matones y ahí se inicia una amistad que los llevará a vivir el mejor verano de sus vidas: colarse en los trenes, poner en marcha un negocio de hamacas para la playa, enamorarse de la misma chica, compartir la primera cerveza, callejear, fantasear con el futuro, tomar conciencia de las injusticias sociales... En definitiva, una cinta de 'cine social made in United Kingdom', que nos muestra retales de la realidad y vida de unos chicos, superación, amores y desamores, felicidad y tristeza, con momentos para la carcajada y para el sollozo, una suerte de revisión - salvando las distancias - del formato que tanto gustó con Full Monty o Billy Elliot.
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