martes, 30 de diciembre de 2008

Clásicos Básicos: Los grandes reservas de 2008

Por Gunspector,


El año que acaba ha dejado unos cuantos discos editados que se convertirán en Clásicos Básicos del futuro. Para quien esto escribe, los cuatro que se citan en este artículo son los más destacados. Esta sección ya tiene, de por sí, un tono nostálgico, así que no es de extrañar que los cuatro tengan referencias a música grabada hace 30, 40 o 50 años. Pop, Soul, Rock’n’Roll, Beat, New Wave son los estilos que se relatarán en las siguientes líneas. Puede parecer que no hay nada nuevo bajo el sol con estos álbumes, pero es lo de menos. Son discazos como la copa de un pino, se miren como se miren. Aunque no innoven, tienen la calidad y la personalidad suficiente para merecer estar en una discografía junto a sus modelos de antaño sin que parezcan menores. Cuatro obras que, dentro de unos años, habrán envejecido bien y en barrica de roble. Como un buen gran reserva.

El primero es el último trabajo de James Hunter, The Hard Way. Hunter es el gran olvidado por los grandes medios en estos tiempos de recuperación del Soul más clásico. Mientras Amy Winehouse y Duffy compiten por heredar el espíritu de Carla Thomas, Martha Reeves y otras divas de la música negra de los años 60, y Eli Paperboy Reed recibe críticas estratosféricas (y merecidas) por su gran trabajo, también de este año, y la reciente gira realizada por España, a Hunter se le sigue ninguneando injustamente. Y eso que uno de sus padrinos es Van Morrison, quien colaboró en su segundo disco en solitario (y recomendabilísimo también), Believe what I say.

Con The Hard Way, Hunter vuelve a ofrecer una selección de temas de Soul suave, con una voz que recuerda al gran Sam Cooke y una producción sencilla, pero efectiva. Hunter, además, es un excelente guitarrista, aunque no alardea de ello más de lo justo. Los arreglos de viento, añadidos sutilmente a la base de guitarra, bajo y batería, confieren al álbum un aire de club selecto. Escuchar a Hunter se convierte, entonces, en una experiencia similar a saborear un brandy añejo. De hecho, es recomendable practicar ambas experiencia simultáneamente. Dos lujazos compatibles, sin duda.

Del Soul pasamos al pedazo de homenaje a la Nueva Ola que ha entregado Gentleman Jesse. Este miembro del grupo The Carbonas, de nombre Jesse Smith, ha decidido rendir tributo en sus discos en solitario a los héroes del pop británico de finales de los 70. Los primeros acordes del disco ya recuerdan al Jesus of Cool de Nick Lowe. Pero en los surcos se pueden escuchar referencias a otros grandes coetáneos como Graham Parker, Joe Jackson, Dave Edmunds o Elvis Costello (la portada del disco es un calco del segundo disco de este último, This year model).
El caballero Jesse ofrece trece temazos de pop guitarrero y enérgico que podrían haber salido en 1978 y competido con sus referencias en clase y estilo. Atención especial al tercer corte de la cara A, All I need tonight (is you), que es perfecta para ser pinchada locales de nocturno no afectados por la modernidad reinante. Buenísima y directa. Un LP para escuchar con una buena cerveza de doble malta en la mano.

Hay que hacer una mención a la cosecha en España con un disco que no ha transcendido a las grandes emisoras. Ángel Kaplan es un asturiano con largos años en esto del Pop, sobre todo al frente de su grupo Bubblegum (quienes, por cierto, también han editado disco este año). Aunque su banda es su actividad musical principal y sigue con ella dando muestras de buen hacer en esto del Power Pop, con su primer disco en solitario, Transparent Dayze, nos muestra un cambio de registro que ha sorprendido agradablemente a propios y extraños.

Se trata de un mini LP, editado sólo en vinilo, con seis temas que demuestran que no sólo de Punk y Power Pop vive este hombre. Desde los primeros compases, se nota la influencia de bandas tan excelsas como los Byrds. Es más, las seis canciones del disco podrían pasar, perfectamente, como descartes del Younger than yesterday. De esos que se recuperan años más tarde en ediciones de coleccionista y suponen un maravilloso hallazgo. Kaplan se revela aquí como un artista de alta sensibilidad. La bebida adecuada, en este caso, es un buen gin tonic de pepino.

Y para acabar, el que consideramos, de largo, mejor disco del año. Once we get started de los Hi-Risers es una colección de canciones de Rock’n’Roll en todas las vertientes que ello implica. Desde el primer tema, que da título al disco, hasta el último, el trío de New York da una serie de lecciones sobre cómo interpretar Twist, Rockabilly o Beat. Todo juntito en un mismo disco y sin que suene extraño o excesivamente heterogéneo. Además, es una banda apabullante en directo y en la provincia de Castellón se ha podido comprobar dos veces en los dos últimos años. A ver si hay suerte y vuelven en 2009, por cierto.

Las canciones, todas originales, y casi por completo obra del guitarrista, Greg Townson son, en ocasiones pildorazos de Rock’n’Roll de muchos kilates. A veces, sin embargo demuestran una exquisitez y sensibilidad fuera de lo común. A una pieza frenética como With the one I love, le sigue una joyita digna de los Hollies de los primeros años como Here with you. Y no faltan los guiños a algunos de sus ídolos (que deberían serlo de todos) como los Kinks (ATM Inside), o ese homenaje en toda regla a NRBQ (grupo que saldrá en breve en esta sección) llamado I’ll wait for you. Vamos, que este álbum se puede degustar con brandy, con gin tonic o con cerveza. O con agua del grifo, incluso. Simplemente, es imposible no disfrutarlo.

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