lunes, 8 de diciembre de 2008

Psicología. Depresión

¿Qué es?
Los sentimientos de abatimiento o de depresión, en sus formas menos graves, tienen unas funciones filogenéticamente antiguas como, por ejemplo, recabar la atención y el cuidado de los demás, constituir un modo de comunicación en situaciones de pérdida o separación, o ser un modo de conservar energía para poder hacer frente a posteriores procesos de adaptación. Sin embargo, estos sentimientos pueden llegar a ser patológicos, bien por su duración, por su frecuencia, por su intensidad, o por su aparente “autonomía”.

El estado de ánimo deprimido es una de las condiciones de malestar psicológico más frecuentes de los seres humanos. La depresión es el diagnóstico clínico que se emplea con más frecuencia y el que potencialmente tiene más peligro de mortalidad debido a las conductas suicidas.
Sin embargo, sentirse triste o deprimido no es un síntoma suficiente para diagnosticar una depresión. La depresión entendida como síntoma (sentirse triste) está presente en la mayor parte de los cuadros psicopatológicos (obsesivos, anorexia, esquizofrenia, trastornos de ansiedad, etc.) y en otras condiciones médicas, sin que por ello constituya un síndrome depresivo, es decir, para que se diagnostique una depresión se deben dar un conjunto de síntomas relacionados (tristeza, insomnio, pérdida de peso, etc.)

¿Cómo afecta?

Para que se diagnostique un episodio depresivo mayor deben darse una serie de síntomas durante un periodo de más de dos semanas, estos síntomas deben ser valorados y diagnosticados por un profesional.

Algunos de estos síntomas son:

Síntomas anímicos: La tristeza es el síntoma anímico por excelencia de la depresión. Además de estar presente en prácticamente “todos” los pacientes deprimidos, es la queja principal de la mitad de los pacientes. Es un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, casi cada día. A veces incluye: Abatimiento, pesadumbre, infelicidad, irritabilidad, sensación de vacío, nerviosismo, agresividad, negación de sentimientos de tristeza...

Síntomas motivacionales y conductuales: La anhedonia (disminución de la capacidad de disfrutar), se trata de una una disminución del interés o de la capacidad para disfrutar en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día. En algunos casos se da un enlentecimiento generalizado de las respuestas motoras, el habla, el gesto y una inhibición motivacional casi absoluta. En casos extremos este retardo puede llegar al “estupor depresivo”, un estado caracterizado por mutismo y parálisis motora casi totales, muy similar al estupor catatónico.
Otros síntomas que se suelen observar y que son más habituales son: la apatía, la indiferencia, el descuido de la apariencia personal, el desaliño, el hecho de levantarse de la cama o hacer alguna actividad puede suponer un gran esfuerzo, llegando a abandonar las actividades cotidianas (estudios, trabajo, etc.), a veces el tomar decisiones cotidianas también puede convertirse en una tarea casi insalvable.

Síntomas cognitivos: El rendimiento cognitivo está afectado se puede observar un enlentecimiento en todos los procesos: Percepción, atención, memoria y pensamiento, asi como una valoración negativa de sí mismo, de su futuro y del mundo (su entorno), sentimientos de culpa y pérdida de autoestima suelen ser contenidos claves en los pensamientos de estas personas.
Los sentimientos de inutilidad o de culpa son excesivos o inapropiados (sentimientos mucho más graves que unos simples reproches), también suele darse una disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, a veces hay personas que llegan a tener pensamientos recurrentes de muerte e incluso ideación suicida.

Síntomas físicos: La aparición de cambios físicos es habitual y suele ser el motivo principal por el que se busca ayuda.
Los cambios físicos más frecuentes son insomnio ( problemas para quedarse dormido, despertares frecuentes a lo largo de la noche o despertar precoz. Afecta al 70-80% de los pacientes). En un porcentaje pequeño de pacientes puede darse hipersomnia (dormir mucho más de lo que se duerme habitualmente).
También suele darse fatiga, pérdida de apetito, (se da una pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso. Cambio de más del 5% del peso en 1 mes), disminución de la actividad y deseo sexual, agitación o enlentecimiento psicomotores (estar mucho más activo físicamente o totalmente el contrario), también se pueden producir molestias corporales difusas: dolores de cabeza, de espalda, náuseas, vómitos, estreñimiento, micción dolorosa, visión borrosa...

Síntomas interpersonales: Esta ha sido un área descuidada de la investigación sintomatológica en la depresión. Se sabe que existe un deterioro de las relaciones con los demás (un 70% de las personas deprimidas dice que ha disminuido su interés por la gente), existe un rechazo de las personas que le rodean, un cierto aislamiento, etc.

¿Quién la padece?

Resulta interesante señalar que aunque cerca de un 5% de la población sufre al menos un episodio de depresión grave durante su vida, relativamente pocas personas (1 de cada 5 aproximadamente) buscan ayuda para solucionarlo.

El curso de la depresión mayor es muy variable. Aunque la mayor parte de las personas que sufren un episodio depresivo acaban recuperándose en 1 ó 2 años, aproximadamente un 15% de los casos va a tener un curso crónico (2 años o más deprimido).

Los datos sobre riesgo de recaídas indican que las personas que tienden a la cronificación son aquellas que han tardado varios años en buscar tratamiento, que tienen una edad avanzada al inicio del episodio, o que poseen un nivel socioeconómico bajo, entre otros.
La depresión, es pues, un trastorno con fuerte tendencia a la recurrencia. El mayor riesgo de recaídas está en los primeros meses después de recuperase de un episodio depresivo. La existencia de varios episodios previos de depresión en el curso de la vida hace que la probabilidad de recaída también sea mayor.

Estudios epidemiológicos efectuados en la población general muestran que la depresión es más reciente de lo que se pensaba. El estudio ECA efectuado en EEUU a principios de los 80, mostró que los trastornos anímicos son el trastorno más común después del abuso de sustancias y los trastornos de ansiedad. Según este estudio, aproximadamente un 5% del conjunto de la población adulta ha presentado o presentará un episodio de depresión mayor a lo largo de su vida.

Las cifras de prevalencia del trastorno depresivo mayor son prácticamente el doble en las mujeres que en los hombres en la mayoría de los estudios realizados.
Los datos de estudios recientes indican que la depresión es un fenómeno creciente en los grupos más jóvenes, y en especial, en los varones. Aunque las mujeres presentan tasas de depresiones aún más altas que los varones, las diferencias se van acortando en las generaciones más jóvenes debido más a un crecimiento de la depresión masculina que a una disminución de la femenina.
Según estadísticas, el riesgo más elevado de padecer un episodio depresivo mayor se observa en los jóvenes adultos (25-44años), a partir de esta edad el riesgo de padecer un trastorno depresivo mayor disminuye tanto en mujeres como en hombres.

Otros factores de riesgo a tener en cuenta son factores como los acontecimientos estresantes vividos como graves y muy amenazantes, y las situaciones de pérdida familiar, así como una historia de depresiones en los progenitores.

¿Cómo se trata?

Las técnicas que se suelen utilizar para este trastorno en las terapias psicologias son las llamadas técnicas cognitivo-conductuales.

Mediante estas técnicas los psicólogos trabajan las percepciones, las creencias, las expectativas, las atribuciones, las interpretaciones, las autoinstrucciones y los esquemas cognitivos como responsables, en gran medida, de los problemas del paciente con depresión mayor.

Estas técnicas son muy variadas e incluyen diversos procedimientos, algunas utilizadas en tratamientos depresivos son:

Tecnicas de reestructuración cognitiva: Tienen como objetivo identificar y modificar las cogniciones desadaptativas del paciente. Mostrar su impacto perjudicial sobre la conducta y las emociones del cliente para sustituirlas, a continuación por otras cogniciones más adecuadas.

El entrenamiento en habilidades de afrontamiento: Pretende que el cliente adquiera habilidades para hacer frente de forma activa a una variedad de situaciones estresantes.

Las Técnicas de resolución de problemas: Están enfocadas a entrenar al cliente en una metodología sistemática para abordar diferentes problemas

Fármacos: Muchos estados mentales alterados vienen causados por alteraciones metabólicas cerebrales relacionadas con los neurotransmisores cerebrales. La mayoría de los psicofármacos actúan modificando los efectos de los neurotransmisores cerebrales. En los estados depresivos suele haber una baja concentración de neurotransmisores en las sinapsis neuronales, especialmente noradrenalina y serotonina. La función que cumplen los fármacos antidepresivos es la de elevar la concentración de neurotransmisores en las sinapsis, esto se puede conseguir de varias formas.
Normalmente las depresiones suelen tratarse combinando un tratamiento terapeutico y farmacológico.
Este tipo de fármacos siempre han de recetarse por un psiquiátra y se ha de seguir un control regular.

Prevención

Existen 3 tipos de prevención:

La prevención primaria que trata de evitar nuevos casos de depresión.
La prevención primaria pretende el logro de que la población llegue a tener un conocimiento respecto de las causas, incidencias, características y consecuencias de la depresión, por medio de la sensibilización, concientización, información y difusión adecuadas en una promoción de salud mental. La prevención primaria se puede aplicar en varios ámbitos: intrapersonal (las personas que nos rodean, nuestro ambiente, amigos, familiares…), individual, en la educación escolar, en la política social, en la acción sanitaria y en el trabajo.

La prevención secundaria, consiste en evitar los agravamientos, las recaídas y las recurrencias.
La prevención terciaria, enfocada como la prevención del suicidio y la de la cronicidad de la depresión.

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