Por fin se estrena la que es, a la espera de la gala de los Oscar del próximo domingo 22, la indiscutible película del año en cuanto a reconocimiento, sorpresa y premios. Absoluta vencedora de los Globos de Oro, Premios de la Crítica, y de los más recientes BAFTA de la Academia Británica, hablamos, obviamente de Slumdog Millionaire. La película cuenta la historia de un joven de los suburbios de Bombai (el título quiere decir precisamente "perro de chabola") que participa en la versión india del ¿Quién Quiere Ser Millonario? para llamar la atención de la chica a la que ama, que es una rendida fan de concurso. El film se inicia con un montaje paralelo en el que vemos al joven (y con cara de pánfilo) Jamal Palik acertando una pregunta tras otra. "Médicos, abogados, catedráticos, no pasan de las 60.000 rupias, y este chico ya va por los 10 millones..." se dice en un momento de la película. La cuestión es que Jamal gana el premio máximo, pero, he aquí el contraste, el montaje paralelo compagina estas escenas del concurso con una tortura de la policía india intentando averiguar cómo es posible que tal pelele sepa las preguntas, absolutamente convencidos de que ha hecho trampas. A partir de ahí la película se construye a través de flashbacks intentando escudriñar en la terrorífica infancia de Jamal, sus traumáticas experiencias y vivencias entre las esclavizadas por las mafias calles de Bombai y descubrir el porqué de su secreto. Obviamente con este planteamiento el británico Danny Boyle, con un guión adaptado por Simon Beaufoy (guionista de Full Monty) sobre la obra Q&A de Vikas Swarup, se mete a todo el público en el bolsillo. La empatía que produce el enternecedor Jamal, unido a un ritmo fílmico y fotografía suburbial que nos recuerda inevitablemente al usado en las fabelas brasileñas por Fernando Meirelles en Ciudad de Dios, convierte el tránsito del espectador por la vida de este joven en toda una experiencia.
Pero es su climático final, su número musical que representa el abrazo entre el exotismo de Bollywood y el happy-end clásico de Hollywood, su canto a la vida, su lucha por combatir un destino que no está escrito, lo que convierte a Slumdog Millionaire, mal que le pese a quien aquí suscribe, en la favorita indiscutible para los Oscar de este año. Y lo digo porque ayer tuve la oportunidad de 'revisitar' El curioso caso de Benjamin Button, y la verdad, es posible que no se haya estrenado una película mejor en toda la última década... y la reflexión que me queda al final es, curiosamente, paradójica: Todo el exotismo y el off-cinema con el que comulga Slumdog Millionaire como bandera a la hora de presentarse como la opción más "original y diferente" al academicismo cinematográfico es, en último término, justo lo contrario que en realidad propugna.
El curioso caso de Benjamin Button supone a mi entender, una oda a cada fotograma, un homenaje a esas cuatro letras que al juntarse ensamblan c-i-n-e, pero que, en última instancia, es posible que, por muchísimos motivos que no caben aquí, sea menos comprensible, decodificable, digerible o incluso populista que la opción de Slumdog Millionaire. Sí, es cierto que a los críticos siempre se nos tacha de "iluminados" porque queramos adoctrinar al "pueblo llano" de ver cosas que no están al alcance de un visionado plano, pero esto no va al caso. Creo que el film de Boyle se va a hacer con los Oscar más importantes (película, director y posiblemente guión) y al de Fincher le tocarán menores (efectos especiales, maquillaje y, con suerte, fotografía). Pero que quede aquí escrito que en Planeta Cine nos rendimos a la obra maestra absoluta que es El curioso caso de Benjamin Button.
Y como siempre, vampirizados por el espacio tomado por la película de la semana, nos queda hablar sucintamente del resto de estrenos. También veremos en las salas de este fin de semana la película que se ha colado literalmente entre las nominaciones (que ya son un premio) más importantes de este año a los Oscar. Optando a mejor película, mejor director, mejor guión y mejor actriz protagonista, tenemos a El lector (The reader). Una película ambientada en el Berlín de los años 50, donde una solitaria y enigmática mujer de 36 años, llamada Hanna Schmitz (encarnada por Kate Winslet), entabla una relación sexual obsesiva con un joven de 15 años, llamado Michael Berg. El adolescente descubre en esta relación, su despertar sexual, mientras que para ella supone una evasión de unos tormentosos secretos que desconocemos en ese punto del metraje, acentuado por el hecho de que disfrute enormemente cuando el chico le lee libros y novelas de clase, acceso a mundos a los que ella no podría optar porque es analfabeta (de ahí el título del film). Decir que la película se construye de modo no lineal, como parece que debe hacerse cualquier película de hoy en día que elabore mínimamente su narrativa. Resulta curiosa esta 'moda post-moderna'. En realidad todo es una confesión de Ralph Fiennes, actor que da vida al adulto Michael Berg, contando este secreto de cuando era adolescente. Lo dicho, esta secreta y tórrida relación, acaba un buen día cuando Hanna desaparece. Ocho años más tarde, Michael es un joven y prometedor alumno de derecho que entra en un juicio de oyente donde, sorpresivamente, se está juzgando a Hanna de crímenes en la época nazi, de dejar morir quemadas a 300 personas. No iré más allá en el acontecer de los hechos. Decir que es una sobria y acertada película de Stephen Daldry (reputado director británico de Billy Elliot y Las horas) en la que Kate Winslet está enorme, asombrosa, convincente, en un papel en el que pasa de seductora sexual (con escenas de alto contenido erótico) a víctima/verdugo/presa/inocente/culpable... en fin, un papel de Oscar indiscutible, aderezado por el hecho de que se le "sumen virtualmente" los puntos por su impecable interpretación en la infravalorada Revolutionary Road, por la que no va nominada pero donde vuelve a estar inmensa.
Y con estos dos grandes monstruos en el estreno, sólo citar los títulos del resto de películas que se estrenan, recomendando encarecidamente a todos aquellos que leáis esto que no dejéis pasar las películas que hoy en día tenemos en cartelera, posiblemente una de las convivencias de títulos más destacados de todo el año. Si ya os queda tiempo (y dinero) para más, que sepáis que se estrena el remake de Viernes 13, para colmo justo en un día como tal (algún día con más tiempo y espacio hablaremos de estas cuestiones de la industria), La historia completa de mis fracasos sexuales (simpática cinta con aire documental, pero que es un "mockumentary" en realidad), Nick y Norah: Una noche de música y amor (altamente recomendable, más de lo que parecería un juicio a primera vista) y la fantásticamente recibida en la Berlinale: La teta asustada, producción hispanoperuana.
La semana que viene nos centraremos en la quiniela de los Oscar, ya aviso que más con el corazón que con la cabeza, pero en todo caso, esperaremos sorpresas. Ojalá.
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